Se puede borrar y volver a escribir.

viernes, 26 de agosto de 2016

Hasta que choque China con África II


Estas por llegar
aunque ya llegaste
por fin
llegamos

¿A cuántos lugares llegaremos?
y de cuántos nos iremos para volver
y nunca más volver

Estas por llegar
aunque ya llegaste
por fin
al fin

***

volver a sonreirle
a un amanecer
y dejar de llorarle
a la taza del café
***

Hasta que choque China con África I

Trae té. 
Traete
que el verano se hace otoño
y no quiero preguntarme
quién
me robó el mes de abril
que ya fue mucho lo que se llevaron

Traete
que este cielo no sabe
si ser gris
o celeste
Si dejar salir al Sol
o
revolver las nubes
y lloverte el corazón


***

¿Qué hora es?
no es tarde
pienso
para
salir
y en la terraza 
ver
esa luna 
inmensa
inabarcable
radiante 
iluminando
ese cactus que florece
por primera vez

como quien
sabe
que está(s) llegando

domingo, 22 de mayo de 2016

Hijos nuestros.

Llegué sobre la hora. Unos minutos antes, tenía un mensaje en mi teléfono: "Hay mucho gente. Creo que venían a ver la del chileno y la pibita, pero se quedaron sin entradas. Y bueno, sacaron para la de la sala 3. Pero ya tengo las nuestras. Buscame en la fila". La luna se refleja redonda y brillante en el Congreso vacío. Es sábado y otoño. No veía tanta gente en ese lugar desde que se estrenó una que casi gana el Oscar.
Me escabullo entre las ancianas, las parejas, los amigos. Le pido permiso a un señor para que me deje pasar y no se mueve. Gesticulo ofendida. "¡¿Lo viste?!", le digo mientras lo beso.
Tenía un libro en la mano. Brasilero. Yo venía con Hemingway en la cartera. Tres amigas que sobrepasaban los 60 años, cada una, conversaban entre ellas aunque, me confiesa, ya le habían recomendado otro del mismo autor y admitido que, a pesar de ser bosteras, habían escuchado muy buenas críticas y decidieron ir juntas a verla. Nos pidieron que por favor no las tratemos de usted.
"¿Vos vas a querer ir a Pippo después? Podemos ir a ese naturista que nos gusta". Creo que ganó Pippo. 
Nosotros íbamos a ir a comer un sandwich de bondiola a un bolichito en Moreno y Pasco que nos habían recomendado. En la barra y con birra. 
Me llama la atención uno con gorro de piluso que recorre la fila al grito de "¿A alguien le sobra una entrada? Cambio entrada por la de Darín, dicen que está muy buena". Tenía una heladerita portátil en la mano. Calculo que adentro estaba llena de Gatorade.
Se suma otro con el equipo deportivo, escudo en la campera, escudo en el pantalón. Qué lindos colores tenemos, pienso.
El boletero es el mismo que corta los tickets, así que hasta que no vende la última entrada, la cosa no arranca. Ya estamos en hora.
Nos toca. Entran los que llegaron muy temprano. Ahora, nuestro turno.
Elegimos un buen par de asientos.
"Traje caramelos", le aviso. Me besa.
Entran el de gorro de piluso y el del equipo deportivo. Esto va a estar bueno, pienso otra vez. Trajeron amigos. Y la heladerita.
"Vengo del barrio de Boedo..."
Aplaudimos. Nos sumamos.
"...barrio de murga y carnaval..."
Se apagan las luces.
"...te juro que en los malos momentos..."
Nos quieren callar.
"Dale dale Matador, dale dale Matador"
Empieza la función.
Producción; dirección; con la actuación especial de... 
El escudo cuelga del espejo retrovisor.


Dicen que estamos todos de la cabeza...
Hijos Nuestros.


jueves, 12 de mayo de 2016

Tiempo de vagar (de Boedo a Paternal).

Contame
cuentos,
canciones;
contame
qué hacen ahí
esas piedras 
amontonadas, 
esos dibujitos
en la pared

Leamos 
de un mismo
libro
Caminemos 
de
Boedo 
a
Paternal


Vayamos a ver
de qué color
es el fondo
de 
algún río
lejos de casa
y a qué huele
el aire
en Bombay

...

Y entre
sueño y sueño
dejame
amarte
así
siempre
Vos
fuerte, gigante
y yo
algo loca, 
despeinada
Pero dejame
amarte
así,
de Boedo a Paternal.  



viernes, 18 de marzo de 2016

Académico.

Y cuando entonces le conté
todo aquello que había perdido
las fotos
los libros
las miles de horas de mi vida
puestas en unas pocas palabras
que jamás nadie
leería

Me dijo
nena
tranquila
No es una foto
en el espacio
lo que te protege 
de perderte en el olvido

Pero si acaso
no te alcanza
con el espacio en tu memoria
para saber quién sos
de esa 
que fuiste
en aquél cielo multicolor

Acá estamos
En la cima
bien arriba
Nos nos vemos
pero confiá

Esa del vestido al viento
y ese loquito de rulos

somos
vos y yo


Tengo un amigo 
que me pidió que lo escriba
Un peregrino
de ojos albicelestes
que te abraza
tan fuerte 
que te envuelve
como una mermelada de durazno

Tengo un amigo
que me pidió que lo escriba
y como sé que lee
le diría

que a donde sea 
que vaya
guardaré
en mi almita
cada cielo
cada montaña
cada río

y que 
aunque sea tarde
siempre 
(siempre)
se hace de día.

martes, 2 de febrero de 2016

Sankalpa


Una frase
positiva
afirmativa
en presente
que anide
en pocas palabras
un deseo fuerte

sé lo que quiero
sé lo que quiero 
sé lo que quiero

Con convicción
lo creo
y lo repito en silencio
tres veces
cada vuelta 
más fuerte 
que la anterior

sé lo que quiero
sé lo que quiero
sé lo que quiero

Respiro profundo
lleno el vientre
raspo la garganta
y aprieto el ombligo
como un mantra
siento su vibración

sé lo que quiero 
sé lo que quiero 
sé lo que quiero

Pero se va la quietud
y la muerte despierta
de la observación interior
Y el testigo inerte
en el que me convierto
y trasciendo,
regresa
de su viaje profundo 
de sanación,
salvación,
equilibrio intenso...

Una visión

¿quiero lo que sé?
¿quiero lo que sé?
¿quiero lo que sé?

domingo, 17 de enero de 2016

Libertango.

En la puerta de casa hay un pibe que quiere aprender a andar en bicicleta.
Alguien que parece ser su papá
aunque podría ser tu tío
su hermano de algún matrimonio anterior
tal vez un amigo de su mamá

que parece ser aquella mujer
delgada
en zapatillas y remera blanca
que está parada en la otra esquina
con una nena rubia a su lado
con cintas rosas en las trenzas

Alguien que parece ser su papá
sostiene muy fuerte
el asiento de cuero negro
y corre a su lado
intentando que no se note
que está jadeando, sediento

El pibe pedalea, pedalea
y lo pierdo mientras doblo en la esquina
porque
Salí por el barrio a buscar tierra. 
Hace mucho calor. 
Una señora dice
que hay 35 grados y le creo. 
Está nublado. Sale el sol. Otra vez nublado. 

Me recuerda a aquél domingo
Cumplía quince años,
la edad a la que ninguna niña como yo
quiere llegar
Una amiga me llevó a pasear por la capital 
y no quise sospechar de su plan

A la vuelta me esperaba
un cúmulo 
no muy grande
de gente
(en los noventas, se veraneaba en enero)
que  cuando abrí la puerta dijeron la palabra "sorpresa". 
Ese día aprendí algo importante sobre mi: no me gustan las fiestas sorpresa. 

En la puerta de casa hay un pibe  que está aprendiendo a andar en bicicleta. 
Su papá ya no corre a su lado sosteniéndole el asiento
y su mamá junto a su hermanita lo esperan unos metros más lejos. 
Él pedalea, pedalea. Se tambalea y pedalea más. 
Bien pibe, pienso. 

El día que aprendí a andar en bicicleta lo recuerdo muy bien. 
Mi vieja me dijo: "yo no puedo andar sosteniéndote el asiento", así que lo hizo solo dos veces. Giraba para mirarme cada vez que le mostraba mis avances.  
La única vez que tuve tantos moretones en mi vida, fue después de un recital de punk rock. 
Pero nunca me había sentido tan libre. 

En la puerta de casa hoy un pibe aprendió a andar en bicicleta. 
En la puerta de casa hoy un pibe se hizo libre.